No es hacer, no es tener, ¡es ser Hijos de Dios, y todo lo demás viene por añadidura!
Cada mañana nos debemos recordar quienes somos, somo HIJOS, hijos de Dios. Todos tenemos un llamado, todos fuimos llamados a consagrarnos y así vivir para Jesús nuestro Señor.
Jesús le dice a Pedro que lo negaría 3 veces antes de que cante el gallo, y así sucedió, Pedro negó a Jesús. Jesús no se sorprendió de que Pedro lo negara, El ya sabía que eso pasaría.
Todos emos sido Pedro en algún momento de nuestras vidas, todos emos negado a Jesús con nuestras acciones, pecados, mentiras y una infinidad de cosas. ¿Qué paso con Pedro después de eso? Pedro se arrepintió y siguió a Cristo y la Iglesia fue edificada.
“―Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”.
Mateo 26:34 (NVI-S)
A veces nos condenamos nosotros mismos, pero Dios no nos condena, ya fuimos purificados por la sangre de Jesús. Dios no quita el llamado, El ya sabia que ibas a caer. Cuando el dijo cual era tu llamado, tu propósito en este mundo ya sabía cuántas veces lo negarías. Y aun así te dio un llamado, un gran llamado.
Sal de tu comodidad, sal de la cama, saca la pereza de ti y las mentiras de tu mente, y despierta. Tu llamado esta en El. Piérdete, si, piérdete en Jesús y todo lo demás vendrá por añadidura. Deja de afanarte a tus sueños, deja de ver la vida a tu manera y ve la vida como Jesús la ve.
Es tiempo de consagrarnos a Él, Pedro volvió a El y salió de su comodidad.
Nuestra identidad como hijos de Dios debe estar anclada a nuestro corazón y debemos meditar en esa verdad cada segundo de nuestra vida, vive esa verdad, respira esa verdad, cree en esa verdad.